Llamado nacional por la música ranchera: «Que no se nos muera el mariachi»

Ciudad Juárez. – La música ranchera, alma sonora de México y emblema de su identidad, atraviesa por un momento crítico. Así lo advirtió el productor del espectáculo “Las grandes voces de la canción ranchera”, quien alzó la voz para expresar su preocupación por el paulatino desinterés de las nuevas generaciones hacia este género, frente a la imparable expansión de la música extranjera.

“La música que nos representa está perdiendo terreno en su propio país”, lamentó, al tiempo que destacó que el fenómeno no se debe solo al gusto juvenil por ritmos foráneos, sino también a factores como el desuso generacional en los hogares y la omisión de medios de comunicación que, en muchos casos, han relegado al mariachi y a la ranchera de sus programaciones.

En medio de este escenario, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, lanzó la convocatoria nacional “México canta por la paz y contra las adicciones”, una iniciativa que no solo busca promover mensajes positivos a través del arte, sino también reforzar los valores nacionales mediante la música tradicional mexicana. La campaña convoca a artistas, instituciones y ciudadanos a sumarse con propuestas musicales que revivan el orgullo por nuestras raíces y al mismo tiempo abonen a la reconstrucción del tejido social.

La mandataria señaló que esta estrategia es también una forma de abrazar a las juventudes, mostrándoles caminos de identidad, pertenencia y esperanza a través del canto y la cultura. En ese contexto, la música ranchera tiene un papel esencial.

Aunque sus orígenes datan del siglo XIX, fue tras la Revolución Mexicana cuando la música ranchera se consolidó como una de las expresiones más profundas del pueblo mexicano. Letras que hablan del amor, del campo, del dolor, la familia, la patria y la vida cotidiana, acompañadas por el sonido inconfundible del mariachi, tejieron un legado que trascendió generaciones.

Sin embargo, artistas como Gerardo Fierro, cantante juarense de música vernácula, advierten que hoy ese legado está en riesgo. “No podemos permitir que la ranchera se pierda en el olvido. Es la voz de nuestros abuelos, de nuestros padres, y debe ser también la voz de nuestros hijos”, afirmó con convicción.

Fierro hizo un llamado urgente a la ciudadanía, a las familias, a los medios de comunicación y a los promotores culturales: “Luchemos juntos para que no se nos muera la música ranchera ni la norteña. Tenemos que defender lo que somos desde nuestras tradiciones”.

Más allá del ritmo y el folclore, la música ranchera representa una forma de vivir y de entender el mundo. Es una escuela de emociones, un vehículo para transmitir valores como el respeto, el amor por la tierra, la lealtad familiar y el sentido del deber. En ella se encuentra cifrada una parte esencial del espíritu mexicano.

En Ciudad Juárez, iniciativas como “Las grandes voces de la canción ranchera” no solo mantienen encendida la llama de esta tradición, sino que también buscan acercarla a nuevos públicos mediante espectáculos, concursos, talleres y presentaciones en espacios comunitarios.

Hoy, en tiempos de cambio vertiginoso y globalización, la defensa de la música ranchera se convierte también en un acto de resistencia cultural. No se trata de negar la evolución ni de cerrar puertas a nuevas formas de expresión, sino de asegurar que, entre las muchas voces que suenan en México, siga cantando la que nos pertenece por historia, por alma y por corazón.

“Mientras viva el mariachi, México seguirá cantando su verdad”, concluyó Fierro, con la esperanza de que su mensaje resuene más allá de los escenarios, y se instale en el ánimo colectivo como una causa que vale la pena defender.

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