Ciudad Juárez, Chih. — En una ciudad marcada por la violencia de género, donde el 911 recibe en promedio 45 llamadas diarias por agresiones contra mujeres, y donde los fines de semana esa cifra puede ascender hasta 70 reportes, la apertura de una Casa de Transición no es solo una obra más: es un acto de vida o muerte.
Con una inversión superior a los seis millones de pesos, emanados de la administración municipal de Cruz Pérez Cuéllar, esta casa —la única en su tipo en todo el estado de Chihuahua— representa un refugio humano y sensible para mujeres que han escapado de entornos violentos, pero que aún no cuentan con condiciones para reintegrarse plenamente a la sociedad.
“Esta casa puede salvar vidas”, expresó Elvira Urrutia, directora del Instituto Municipal de las Mujeres, quien confirmó que el espacio será operado por Casa Amiga Esther Chávez Cano, organización reconocida por su labor con víctimas de violencia.
A diferencia de los refugios temporales o de emergencia, la Casa de Transición funciona como un modelo intermedio. Es un espacio donde las mujeres, junto con sus hijas e hijos, pueden permanecer hasta seis meses, mientras reciben acompañamiento integral para estabilizarse emocional, económica y socialmente.
Aquí, se brinda:
Alojamiento seguro y digno
Atención psicológica y médica
Asesoría legal y apoyo en procesos judiciales
Orientación para el empleo y la autonomía financiera
Apoyo en temas educativos, tanto para ellas como para sus hijos
Más allá de ofrecer un techo, la Casa de Transición proporciona un puente entre la sobrevivencia inmediata y una vida libre de violencia, donde las mujeres tienen la oportunidad de recuperar su independencia emocional y construir un proyecto vital con nuevas herramientas.
En un contexto como el de Ciudad Juárez, donde los feminicidios y la violencia intrafamiliar siguen siendo una emergencia social, este tipo de políticas públicas representa una respuesta seria, estructurada y, sobre todo, humana.
“No se trata solo de rescatar a una mujer del peligro, sino de asegurarse de que no tenga que volver al mismo lugar por falta de opciones”, recalcó Urrutia.
El proyecto, que comenzó a gestarse desde el inicio del actual gobierno municipal, había sido largamente solicitado por colectivas, activistas y defensoras de derechos humanos. Aunque el proceso tuvo sus retrasos y retos administrativos, finalmente la Casa de Transición se encuentra en su etapa de conclusión, lista para operar en los próximos meses.
Su ubicación, por razones de seguridad, no será revelada al público, pero se ha informado que cumple con estándares nacionales e internacionales de protección, privacidad y atención especializada.
En tiempos donde el tejido social se encuentra profundamente lastimado por la violencia de género, la apertura de este tipo de espacios no solo resguarda la integridad de quienes huyen de la agresión, sino que da una segunda oportunidad de vida a quienes la merecen y la necesitan urgentemente.