La Columna.

BARRERA DE SOL

POR MANOLO DE LA LAGUNA.
¿RETIRO INDEFINIDO?
En nuestro país hay una vieja canción que se intitula «El Adios de Carrasco»; no les escribimos el nombre del autor, primero, porque no lo recordamos y segundo, porque la flojera puede más que mi cariño, dicen por ahí y más creerlo que averiguarlo, lo cierto es que escribiremos sobre un adios reciente, sucedido en la España de Felipe VI.
Embestimos. En un comunicado especial, fechao en hispanolandia er pasao 28 de junio, el torero de la elegancia, el torero de Chiva, Valencia, Enrique Ponce, sorprende a la afición del mundillo taurino, al comunicar que hace un alto indefinido en su oficio de torear reses bravas y da las más expresivas gracias a quienes por más de 3 décadas 3, lo acompañaron en su periplo por todos los ruedos de ambos lados del océano Atlántico.
Océano que separa a la otrora España conquistadora y a la tierra del otrora Imperio Azteca. Solo Dios y Quique, saben por qué se retira de los ruedos; ¿será el amor que todo lo puede y todo lo vence? o el medio siglo que ya carga sobre los lomos el Maestro. Podría ser.
A Don Enrique, -ahora que se ha quitao el traje de luces- quizá la reflexión lo haya obligao a hacer un alto en el camino; la nueva faena que está realizando, requiere de mucho valor y de mucho esfuerzo y los años no pasan en valde; ya lo dice el dicho taurino: ¡Pa torear y pa casarse hay que arrimarse» y en este caso, más le vale de Enrique, torear, como lo ha hecho, a la sana distancia, para no terminar extenuado, agotado.
El Maestro valenciano dice que es un retiro indefinido y qué bien; sólo hay una vida y hay que disfrutarla al máximo, sobre todo cuando se tiene salud, dinero y amor, como es el caso, lo bueno es saberse administrar en las tres cosas. Suerte Maestro, la nueva faena requiere de una apasionada entrega un día sí y otro también o será, con todo respeto: ¿Una noche sí y otra también?. Vale.   

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